Juego a ser quién no soy por miedo.
Juego con fuego porque veo
que no me quemo.
Temo ser yo el herido
y por eso hiero.
Es difícil sentirme cuerdo
si lo único que siento
es el aliento de tus besos,
el olor de tu pelo recién duchada,
tus ojos hinchados por las mañanas
tu sonrisa de niña enamorada.
En mi memoria solo habitan
recuerdos muertos.
Lo que más odio en esta vida
es que se repita esta historia maldita.
No valoramos nada y olvidamos
que alguien que nos quiera
es mucho más valioso
que aquellos tesoros escondidos
por un bandido pirata cojo
con un loro sobre el hombro
y parche en el ojo.
Ya no creo en momentos mágicos,
Más bien en cuentos de amor trágicos.
La tristeza y la desilusión
vencieron al buen humor
que vivía en mi interior.
Todo por ese miedo al temor,
miedo al miedo,
miedo a volver a escuchar
un falso «te quiero».